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domingo, abril 18, 2010

Hubo una época.

En la que el hombre no veía límites de ninguna clase. Y miraba hacia el cielo y estaba en comunión con sus seres supremos.

Y todos en unión trabajaban y cantaban al unísono con el objetivo de construir grandes monumentos para manifestarse en la vida. Para estar cerca de sus antepasados, de sus orígenes y de sus dioses.

Hoy eso ya se perdió, no trabajamos como equipo y nos matamos unos a otros. Límites y fronteras de todo tipo han surgido del suelo y han caído de las nubes para establecer territorios.

Entonces creemos que las líneas de las Pampas del Nasca, las pirámides de Egipto, las zonas arqueológicas de Mesoamérica, la muralla china y obras de semejante magnitud no pueden ser más que creaciones extraterrestres.

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